Tengo una muñeca
de trapo viejita,
zurcida y pintada
de color fresita.
Pero es la más linda
que jamás yo vi,
pues es la amiguita
que siempre pedí.
Cuando yo estoy triste,
a mi me consuela,
la abrazo muy fuerte,
y nunca se aleja.
Cuando estoy contenta,
la hago volar,
girar por los aires,
reír sin parar…
¡Ay!, mi muñequita,
que viejita estás…
pero cada día,
te quiero yo más.
Autora: Mª Carmen Colás