Como caballos de agua
que incansables van y vienen,
son las olas en la playa
subiendo y bajando alegres.
Con mi flotador me subo
al caballo blanco y verde,
que me eleva hasta las nubes
como gaviota de nieves.
Mi caballo es muy travieso,
y me ha dado un revolcón,
revolviendo mis cabellos
que deslumbran como el sol.
Al final de la mañana,
salgo triunfal y cansado,
de cabalgar a las olas
que mojado me han dejado.
Mañana pienso volver
a cabalgar sin descanso,
con los caballos alegres
que las olas van formando.
Autora: Mª Carmen Colás